Somos muchos los que odiamos estos días, no importa el
motivo, pero os voy a proponer que hagáis conmigo un pequeño experimento. Es
muy sencillo, se trata de no dejar que la navidad nos cambie. Mi teoría es que
el estado de humor es contagioso. Reconoce que cuando alguien te habla mal, o
te toca una cajera borde en el super, o cuando alguien se cuela delante mientras
tú esperas tu turno… te irritas, y lo pagas con la gente que tienes alrededor,
generándoles a su vez un estado de estrés e indignación y creando una cadena de
malas vibraciones.
Lo que pretendo es que no dejemos que el malestar que nos
provocan estas fiestas haga que nos portemos mal con el resto de la gente que
no tiene culpa de nuestro estado de ánimo. Es como cuando subes al autobús por
la mañana y le das los buenos días al conductor, como cuando cedes tu sitio en
el metro o sujetas la puerta para que pase un carrito, si lo haces normalmente,
no dejes de hacerlo, si eres buena persona el resto del año…no dejes que el
estrés de estas fiestas te haga no serlo.
Solo relájate, respira hondo, sonríe y desea felices fiestas
a la persona que tienes delante, te darás cuenta de cómo cambia su cara, le alegrarás
el día y eso hará que trate mejor a otra persona, que a su vez cambiará la cara
y crearemos una pequeña cadena de buenos sentimientos. No importa si es la
cajera, el conductor del autobús, el portero o tu madre. Si les contagiamos
armonía en vez de mala leche, hará que también nos traten mejor a nosotros y
eso a su vez, provocará que cada vez nos cueste menos relajarnos, respirar
hondo, sonreír… y hará que estas fiestas
sean más llevaderas.
¿Lo intentáis conmigo? ¿Qué os parece el experimento? ¡¡Contadnos vuestra experiencia!!
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